Neurociencias aplicadas a la política. Eye tracking de las campañas a la Alcaldía de Medellín.

En el siglo XXI, el marketing político dejó de ser solo propaganda y pasó a ser comprensión del comportamiento humano. Las neurociencias se convirtieron en una herramienta central para analizar cómo los ciudadanos perciben, procesan y deciden su voto. Hoy sabemos que el elector no actúa de manera puramente racional: decide con atajos mentales, emociones, sesgos y narrativas.

Este enfoque tiene raíces claras en el siglo XX. Con la Teoría del Procesamiento de la Información, la psicología cognitiva empezó a explicar la mente humana como un sistema que recibe estímulos, los interpreta y responde según esquemas previos. A partir de ahí surgieron las ciencias cognitivas, integrando psicología, neurobiología, lingüística e inteligencia artificial. El marketing político moderno bebe directamente de esta tradición: entender qué información entra, cómo se codifica y qué dispara una conducta electoral.

Con ese marco, analizar una elección no es solo contar votos, sino leer percepciones, símbolos, recursos y errores estratégicos. Veamos el caso de la elección a la Alcaldía de Medellín.

El tarjetón de la Alcaldía: de 16 candidatos a cuatro relevantes

Inicialmente, el tarjetón de la Alcaldía de Medellín contaba con 16 candidatos. Dos se retiraron durante el proceso, entre ellos Daniel Duque, concejal del Partido Verde y posteriormente cercano al representante a la Cámara Daniel Carvalho.

Como suele ocurrir en campañas locales, la atención real del electorado y de los medios se concentró en quienes marcaban mejor en las encuestas. Fueron cuatro los nombres que realmente disputaron la narrativa y el voto.

Juan Carlos Upegui: maquinaria sin emoción

Candidato del movimiento Independientes, Juan Carlos Upegui venía de ser secretario de Paz y No Violencia durante la alcaldía de Daniel Quintero. Además, su vínculo familiar —primo de Diana Osorio, esposa del exalcalde— lo posicionaba claramente dentro del continuismo.

Su campaña contó con la maquinaria de la Alcaldía de Medellín, lo que en teoría debería garantizar visibilidad y estructura. Sin embargo, desde el punto de vista cognitivo, falló en lo esencial: no logró construir una emoción movilizadora ni una identidad propia. El resultado fue contundente: no superó los 100 mil votos frente a los casi 700 mil obtenidos por Federico Gutiérrez.

Eye tracking Andrés Upegui.

Federico Gutiérrez: reconocimiento y memoria política

Federico Gutiérrez jugaba con una ventaja clave en términos de neurociencia electoral: la memoria del votante. Ya había sido alcalde entre 2014 y 2018 y venía de ser candidato presidencial en 2022.

Aunque no logró pasar a segunda vuelta presidencial —contra todo pronóstico, ese lugar lo ocupó Rodolfo Hernández—, su nivel de reconocimiento, su narrativa de orden y su marca personal estaban sólidamente anclados en la mente del elector. En campañas, eso reduce el esfuerzo cognitivo del votante y aumenta la probabilidad de elección.

Eye tracking Federico Gutiérrez.

Albert Corredor: ambigüedad estratégica

Albert Corredor fue concejal de Medellín por el Centro Democrático, partido del que se distanció tras ser sancionado junto con Paulina Aguinaga, Nataly Vélez y Lina García por no apoyar a Simón Molina como presidente del Concejo.

Su posterior cercanía con Daniel Quintero, evidenciada en manifestaciones públicas, lo ubicó en una zona ambigua: parecía una carta del quinterismo no oficial, sin el respaldo explícito pero con señales claras. Desde el marketing político, esta ambigüedad suele generar ruido cognitivo: el elector no termina de entender “quién es” ni “a quién representa”.

Gráficamente su campaña fue muy similar a la de la Alexandra Ocasio al Congreso de los Estados Unidos, lo que es muy habitual en marketing político (copiar conceptos y aplicarlos), pero que si evidencia la falta de consistencia argumental de la estrategia de comunicación.

Paulina Aguinaga: buena propuesta, mala ejecución visual

Paulina Aguinaga, también exconcejal del Centro Democrático, decidió lanzarse a la Alcaldía tras ser sancionada por su partido, que incluso le retiró el derecho al voto en las sesiones del Concejo.

Su campaña fue interesante en contenido y posicionamiento, pero cometió un error crítico desde la neurocomunicación: la falta de recursos gráficos adecuados. En un entorno saturado de estímulos, una mala identidad visual reduce recordación, credibilidad y conexión emocional. Fue, probablemente, una de las campañas más perjudicadas por este factor.

Eye tracking Paulina Aguinaga

Elecciones que se ganan en la mente

Este caso demuestra que las elecciones no se deciden solo con estructuras políticas o trayectorias previas. Se deciden en la mente del votante. Las neurociencias y las ciencias cognitivas nos enseñan que percepción, emoción, memoria y coherencia narrativa pesan tanto o más que la maquinaria.

En marketing político moderno, quien no entiende cómo procesa información el elector, ya va perdiendo la campaña. A continuación el episodio completo de Las entrañas de las campañas de Cerebro y Marca por NCN Pódcast:

Estudio Neuropolítica 2023, campañas a la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Medellín

En la era de la información y la tecnología, las campañas electorales se han convertido en un complejo juego estratégico donde la lucha por conquistar la mente y el corazón de los votantes es más feroz que nunca. En este contexto, el neuromarketing ha emergido como una poderosa herramienta que permite a los candidatos y partidos políticos comprender mejor las motivaciones, emociones y comportamientos de los votantes.

¿Qué es el neuromarketing y la neuropolítica?

Antes de sumergirnos en su importancia en las campañas electorales, es crucial entender qué es el neuromarketing. Se trata de una rama del marketing que utiliza técnicas y métodos de neurociencia para comprender cómo las personas toman decisiones de compra, interactúan con la información y, en el contexto de las elecciones, seleccionan a sus representantes políticos. El objetivo es descubrir lo que realmente motiva a los individuos en un nivel inconsciente o intuitivo. En el caso de la política, las neurociencias igualmente aportan al marketing político y electoral analizando el enganche emocional de las piezas publicitarias, con los electores, como lo hace el estudio que presentamos a continuación.

Conquista de Emociones

El neuromarketing se enfoca en la importancia de las emociones en la toma de decisiones. En el ámbito electoral, las emociones son cruciales. Los candidatos que pueden conectar emocionalmente con los votantes tienen una ventaja significativa. Las técnicas de neuromarketing, como el análisis de expresiones faciales, la medición de respuestas cerebrales y la evaluación de la conducta en línea, permiten a los estrategas políticos identificar cuáles son los mensajes, discursos o acciones que generan una respuesta emocional positiva.

Transparencia y Confianza

La transparencia y la construcción de confianza son aspectos clave en las campañas electorales. El neuromarketing puede ayudar a los candidatos a comunicar de manera efectiva sus propuestas y valores. Al entender cómo las personas perciben la información, los políticos pueden evitar malentendidos y malas interpretaciones, lo que a su vez ayuda a construir confianza y a superar la fatiga informativa. En un mundo saturado de información, los votantes experimentan una fatiga informativa que dificulta la asimilación de mensajes políticos. Aquí es donde el neuromarketing brilla al proporcionar estrategias efectivas para llamar la atención y retenerla. Desde el diseño de anuncios visuales impactantes hasta la creación de contenido viral en las redes sociales, estas tácticas pueden ayudar a mantener a los votantes comprometidos.

Campañas a la Gobernación de Antioquia y Alcaldía de Medellín

Es por ello que desde hace más de una década, en NARANJO+CÁLAD venimos estudiando las expresiones gráficas de las campañas electorales en el departamento de Antioquia y su posible impacto en el electorado y a partir año 2019 comenzamos a utilizar herramientas de neuromárketing como el eye tracker y el face reader, para medir el recorrido visual y el impacto emocional que estas campañas.

En esta segunda entrega del Estudio Neuropolítica versión 2023, presentamos interesantes hallazgos de las campañas a la Gobernación de Antioquia de Luis Pérez, Andrés Julián Rendón, Esteban Restrepo y Luis Fernando Suárez y a la Alcaldía de Medellín de Juan Carlos Upegui, Federico Gutiérrez, Albert Corredor y Paulina Aguinaga. ¿Por qué no estudiamos los 10 candidatos a la Gobernación y los 14 a la Alcaldía? Por un asunto de de fatiga cognitiva.

Nos propusimos presentar un máximo de 10 estímulos a cada una de las personas que participaron en la investigación. De modo que, sumando el tarjetón, en cada caso, contábamos con cuatro cupos para los candidatos a cada uno de los entes territoriales. Adicionalmente realizamos entrevistas a profundidad para evaluar el impacto y la recordación de las piezas gráficas junto con los conceptos que evoca cada candidato, para formar una nube de palabras.

¿Es mejor si el candidato mira a la cámara o mira al horizonte? ¿Si sonríe enseñando los dientes o no? No hay una respuesta definitiva, todo parece obedecer al conjunto más que al hecho individual. Sin embargo, el exceso de información si juega claramente en contra, como queda demostrado a través de los KPI´s (Key Performance Indicator) de las piezas evaluadas. La presentación completa del estudio puede verse a continuación, al igual que la explicación pormenorizada de los hallazgos, que ofrecimos al público en el noticiero Consejo de Redacción de Teleantioquia.