“Una buena foto de campaña no te hará ganar una elección, pero una mala foto sí te puede hacer perderla”, Jorge Sandoval.



El poder de la imagen
La sociedad actual está saturada de información, pero son las imágenes las que más rápido capturan la atención y generan emociones. En marketing político, la fotografía se convierte en un lenguaje visual inmediato que atraviesa barreras lingüísticas y culturales.
Una imagen potente puede resumir la esencia de una campaña y ser compartida masivamente en redes sociales, multiplicando su impacto. Además, en un contexto donde los tiempos de atención son breves, la fotografía es decisiva para hacer que un mensaje perdure en la memoria del votante.
La importancia de la fotografía electoral
La fotografía no es solo representación visual, sino construcción simbólica del candidato. Una buena foto puede comunicar liderazgo decidido, transparencia, cercanía o compromiso social, según los elementos visuales que la conforman: postura, expresión facial, vestimenta y contexto.
Esta narrativa visual debe estar alineada con el discurso de la campaña para que la imagen refuerce el mensaje y genere confianza. Asimismo, la coherencia visual en diversas plataformas contribuye a construir una marca política fuerte y reconocible.
Momentos clave y tipos de fotografía
Las campañas suelen requerir distintos tipos de fotos estratégicas:
Hay 3 tipos de fotografía en campañas políticas:
- Retrato oficial de campaña: Retratos profesionales para portadas, afiches y perfiles digitales que reflejen la imagen deseada. Deben transmitir autoridad y credibilidad, con buena iluminación y fondo neutro o simbólico. Cuidar los detalles.
- Registro de campaña: Imágenes espontáneas o semi-posadas que muestran al candidato en contacto directo con la comunidad, reflejando empatía y accesibilidad.
- Documentación de eventos: Fotos que resalten la participación activa en actos públicos, conferencias, recorridos, evidenciando dinamismo y protagonismo.
Errores comunes en la fotografía política:
- Fotografías con mala iluminación o enfoque que generan una imagen poco profesional y restan credibilidad al candidato.
- Imágenes artificiales o posadas en exceso, que transmiten falta de autenticidad y alejan al votante.
- Usar fondos inadecuados o sobrecargados que distraen la atención de lo importante, diluyendo el mensaje visual.
- Descoordinación visual entre las fotos y el discurso o el mensaje de campaña, lo que genera confusión y pérdida de confianza.
- Exceso de fotos ego-centristas sin mostrar interacción ni empatía, lo que puede percibirse como arrogancia o desconexión con la gente.
- Falta de coherencia visual en los diferentes canales (redes sociales, afiches, sitios web) que dificulta construir una marca política sólida.
Para conocer en detalle este importante y crucial tema de una campaña política, los invitamos a ver el episodio completo de Las entrañas de las Campañas en CEREBRO Y MARCA.
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