¿Ganó Donald Trump o el cansancio de la cultura “Woke”?

A medio año de la victoria de Donal Trump sobre la exvicepresidente Kamala Harris, ya con un poco de distancia sobre lo sucedido y con varias peleas con sus más cercanos simpatizantes como el magnate Elon Musk o Universidades como Harvard, nos preguntamos en CEREBRO Y MARCA ¿Trump ganó por sus propuestas concretas? ¿O porque canalizó el malestar profundo de millones de persona agotadas del discurso políticamente correcto?

Para entender el éxito electoral de Donald Trump, hay que mirar más allá del candidato y entrar en el clima cultural y social que lo hizo posible. 2016 no fue un año más: fue el punto de ebullición de una serie de tensiones acumuladas por años. En 2024 la situación se hizo más álgida trayendo consigo una polarización creciente, haciendo que la gente buscara figuras que hablaran desde afuera (outsiders) y Trump jugó ese rol a la perfección.

Trump no ganó a pesar de su incorrección política, ganó gracias a ella

 Lo que muchos analistas no supieron leer en 2016 fue que la incorrección política de Trump no era un defecto, era el producto que se repetiría con igual efectividad en 2024, ante un Partido Demócrata que se veía debilitado y convencional. Trump fue el primer candidato que convirtió su incorrección política en valor simbólico. Cada vez que rompía una regla del discurso público, sus seguidores no lo castigaban, lo premiaban. Por ejemplo, cuando llamó a los inmigrantes “violadores” en su discurso de lanzamiento, lo tradicional era esperar una caída en las encuestas, pero subió ¿Por qué? Porque una parte del electorado interpretó esa frase como “alguien que dice lo que todos piensan y nadie se atreve a decir.

 Trump como marca: provocación y recompensa

Tal vez mayor acierto del marketing político de Trump fue convertir su incorrección, su estilo bruto, su falta de filtro en sinónimo de «verdad». En un ecosistema saturado de discursos moralistas, apareció un personaje que gritaba en lugar de explicar. Y eso, para muchos, se sintió liberador. Tampoco podemos olvidar las dificultades a las que se enfrentó el Partido Demócrata estadounidense con la candidatura de un hombre con graves quebrantos de salud como Joe Biden y la falta de estrategia de Kamala Harris al elegir como fórmula vicepresidencial a un personaje con poco reconocimiento como Tim Walz, gobernador de un estado no estratégico para las elecciones. Clinton y Obama hicieron fuerza para que fuese Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania, un estado bisagra que se hubiera podido pintar de azul en 2024.

Humoristas, periodistas y celebridades como “termómetro cultural”

Los medios de entretenimiento suelen funcionar como síntomas del cambio de clima social. Y en los últimos años, varios referentes del humor y la crítica pública han hecho de su postura anti-woke una marca personal, como lo ha hecho Trump. El humor dice lo que muchos piensan, pero no se atreven a expresar. El humor actúa como bálsamo para poder aceptar socialmente aquellos discursos que pueden sonar molestos, pero que hacen parte de las convicciones de una parte de la población. Una válvula de escape diría el psicoanálisis.

Resultados Elecciones EE.UU. 2024

Válvula de escape que se convirtió nuevamente en votos en el año 2024, llevando a Donald John Trump a ser el presidente número 47 de los Estados Unidos con 312 votos electorales frente a 226 de su rival Kamala Harris, además de mayorías republicanas tanto en Cámara como en Senado. Unas elecciones que se vuelven referentes de cambios sociales y de paradigmas y que tocan directamente los cimientos del marketing político. Es por ello que medio año después, ya con las aguas más calmas, las analizamos en nuestro episodio del Podcast CEREBRO Y MARCA.