Los riesgos de la Inteligencia Artificial en marketing político

“Una mentira puede dar la vuelta al mundo, mientras la verdad aún se esta poniendo los zapatos».
Mark Twain

Imagina que ves un video del candidato que apoyas diciendo algo polémico… se vuelve viral en minutos… y horas después descubres que nunca lo dijo. ¿Cómo se repara ese daño? La IA ya está metida en la comunicación política: crea textos, voces, imágenes y videos. Puede mejorar procesos… pero también puede desinformar, manipular emociones y erosionar la confianza pública.

¿Qué se está haciendo para evitarlo? En la Unión Europea, el AI Act exige etiquetar contenido generado o manipulado por IA —incluidos deepfakes— para que la gente sepa cuando ve material sintético. Es un estándar emergente que empuja transparencia. Parlamento Europeo

Las plataformas también han movido fichas. Meta empezó a etiquetar más ampliamente contenido “Hecho con IA” y exige divulgación cuando anuncios políticos usan IA o técnicas digitales para crear/alterar imágenes, video o audio realistas. Además, varias tecnológicas firmaron un acuerdo voluntario para tomar “precauciones razonables” contra deepfakes que alteren elecciones. Es un paso… pero no vinculante; la ejecución real sigue en debate.

La IA puede profesionalizar procesos, pero también amplificar daños: desinformación más creíble, manipulación emocional y desconfianza generalizada. Es imposible desmontar la IA, además de que es una poderosa herramienta que nos ayuda a generar mejores contenidos en comunicación política, sin embargo es importante tomar las precauciones necesarias tanto del lado de los votantes como de los candidatos para tratar de evitar que información manipulada por la inteligencia artificial contribuye la difusión de noticias falsas o eventos inventados que puedan alterar el resultado de las elecciones y minar la democracia.  

En el nuevo episodio de Cerebro y Marca hablamos de los riesgos de la IA en la comunicación política. Escúchalo y descubre cómo protegernos frente a un futuro electoral donde la tecnología puede ser tanto una herramienta poderosa como un arma peligrosa.

Nuevo episodio de Cerebro y Marca sobre el centro político y su estrategia electoral

En un nuevo capítulo del Podcast Cerebro y marca de Naranjo+Cálad, Laura Cálad y Carlos Naranjo, evalúan las fortalezas y debilidades del centro político para el desarrollo de su estrategia electoral. Este episodio titulado ¿El centro es más difícil de vender en marketing político? va al grano en las dificultades y oportunidades electorales de esta corriente ideológica.

El centro político ha experimentado una creciente complejidad en su estrategia electoral, debido a un panorama político cada vez más polarizado. Sin embargo, también enfrenta oportunidades únicas que podrían ser aprovechadas para ganar apoyo en un electorado desencantado por los extremos.

Dificultades

  1. Polarización creciente: El escenario político actual está marcado por una división cada vez más profunda entre los extremos ideológicos. En este contexto, los partidos de centro se ven atrapados entre los discursos radicales de la izquierda y la derecha, lo que dificulta la identificación clara de su propuesta. La tentación de acercarse a uno de los extremos para ganar votos puede diluir su mensaje y alejar a sectores moderados.
  2. Desconfianza y escepticismo: Los votantes del centro a menudo son percibidos como indecisos o «suaves», lo que hace difícil movilizarlos de manera efectiva. La falta de una propuesta ideológica sólida puede generar escepticismo sobre la capacidad del centro para ofrecer soluciones consistentes, y los votantes pueden preferir partidos con posturas más claras y definidas.
  3. Falta de liderazgo claro: En muchos países, el centro político carece de líderes carismáticos o figuras de consenso que puedan representar de manera eficaz sus valores y objetivos. Esta falta de un liderazgo fuerte puede ser un obstáculo significativo para atraer a votantes que buscan una alternativa sólida frente a los polos ideológicos.

Oportunidades

  1. Convergencia de ideas y propuestas: El centro tiene la capacidad de integrar lo mejor de ambos mundos, combinando políticas económicas de mercado con un enfoque socialmente progresista. Esta flexibilidad puede ser vista como una ventaja en tiempos de incertidumbre económica y social, donde los votantes buscan soluciones pragmáticas y equilibradas.
  2. Rechazo a la polarización: Muchos electores, especialmente los jóvenes y aquellos de clase media, están cansados de la retórica divisiva. El centro político tiene una oportunidad para apelar a este sector, ofreciendo una alternativa que promueva el diálogo, la cooperación y la estabilidad en lugar de los conflictos ideológicos que caracterizan a los partidos más radicales.
  3. Atracción de votantes fluctuantes: En sistemas electorales como el de las democracias parlamentarias, el centro puede ser una opción atractiva para aquellos votantes que no se sienten representados por las opciones extremas. Estos votantes suelen ser más pragmáticos y se decantan por partidos que ofrezcan soluciones tangibles y no ideológicas, lo que pone al centro en una posición estratégica.
  4. Alianzas estratégicas: El centro político tiene la flexibilidad necesaria para formar coaliciones tanto con la derecha como con la izquierda, dependiendo del contexto electoral y las necesidades del momento. Esta capacidad de adaptarse y negociar le permite maximizar su alcance y su influencia en el escenario político.

Aunque el centro político enfrenta desafíos significativos en un contexto polarizado, también tiene la posibilidad de posicionarse como una opción pragmática que pueda atraer a aquellos cansados de los extremos. Su éxito dependerá de la capacidad para presentar una propuesta clara, envuelta en una forma que emocione y la vincule con el electorado. El capítulo completo de Cerebro y Marca a continuación:

La victoria de Trump en 2024 y las claves de su éxito

A seis meses de la victoria electoral de Donald Trump sobre Kamala Harris en 2024, en CEREBRO Y MARCA reflexionamos sobre las razones detrás de su triunfo. ¿Fue por propuestas concretas o por canalizar el malestar de millones contra el discurso políticamente correcto? La respuesta parece estar en una combinación de factores culturales, sociales y estratégicos que Trump supo aprovechar magistralmente.

El contexto de 2024, marcado por una polarización creciente, amplificó las tensiones acumuladas desde 2016. Trump se consolidó como un outsider, conectando con un electorado agotado de convencionalismos. Su incorrección política, lejos de ser un obstáculo, fue su mayor fortaleza. Frases provocadoras, como las de 2016 sobre inmigrantes, no solo evitaron castigos en las encuestas, sino que lo catapultaron al resonar con quienes buscaban una voz sin filtros. Este estilo, que transformó la provocación en sinónimo de «verdad», se convirtió en una marca distintiva que lo diferenció de un Partido Demócrata debilitado.

Las dificultades demócratas también jugaron un papel crucial. La candidatura de Joe Biden, afectada por problemas de salud, y la elección de Tim Walz como compañero de fórmula de Harris, en lugar de Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania —un estado bisagra—, limitaron sus posibilidades. Figuras como Clinton y Obama abogaron por Shapiro, pero la decisión de Harris no capitalizó esta oportunidad estratégica.

Además, el cambio cultural fue evidente en el entretenimiento y la crítica pública. Humoristas y celebridades anti-woke, al igual que Trump, se convirtieron en termómetros del clima social, reflejando y amplificando las convicciones de una parte de la población. El humor, como válvula de escape, legitimó discursos que resonaron con millones, consolidando la victoria de Trump en un entorno donde la autenticidad percibida triunfó sobre la corrección política.

Marketing de Gobierno: La Clave para una Administración Efectiva

«Gobernar es comunicar».
Raúl Alfonsín

En el mundo moderno, la gestión gubernamental no se limita simplemente a la implementación de políticas y la prestación de servicios. Ahora más que nunca, la comunicación efectiva y la conexión con los ciudadanos son fundamentales para el éxito de cualquier administración. Es aquí donde entra en juego el concepto de marketing de gobierno, una herramienta poderosa pero a menudo subestimada en el arsenal de un líder.

¿Qué es el Marketing de Gobierno?

El marketing de gobierno se refiere a la aplicación de estrategias y técnicas de marketing en el contexto del sector público. Su objetivo principal es mejorar la comunicación y la interacción entre el gobierno y los ciudadanos, así como promover la transparencia, la participación ciudadana y la confianza en las instituciones gubernamentales.

A diferencia del marketing tradicional, que se centra en la promoción de productos o servicios, el marketing de gobierno busca promover políticas, programas y servicios que beneficien a la sociedad en su conjunto. Esto implica entender las necesidades y preocupaciones de los ciudadanos, comunicar de manera efectiva las acciones del gobierno y fomentar la participación activa de la comunidad en el proceso político.

Importancia del Marketing de Gobierno para Gobernar

  1. Transparencia y Confianza: Hoy, cuando la desconfianza hacia las instituciones gubernamentales es alta, el marketing de gobierno puede ayudar a construir y mantener la confianza de los ciudadanos al proporcionar información clara y transparente sobre las acciones y decisiones del gobierno.
  2. Participación Ciudadana: Fomentar la participación activa de los ciudadanos en el proceso político es esencial para una democracia saludable. El marketing de gobierno puede facilitar esta participación al comunicar de manera efectiva las oportunidades para involucrarse y proporcionar canales de retroalimentación y consulta.
  3. Promoción de Políticas y Programas: Incluso las políticas más beneficiosas pueden pasar desapercibidas si no se comunican adecuadamente. El marketing de gobierno puede ayudar a promover políticas y programas gubernamentales de manera que lleguen a quienes más los necesitan y generen un impacto positivo en la sociedad.
  4. Gestión de Crisis: En momentos de crisis, ya sea una emergencia natural, una crisis de salud pública o una crisis política, la comunicación efectiva es fundamental. El marketing de gobierno puede desempeñar un papel crucial en la gestión de crisis al proporcionar información actualizada y orientación clara a la población.

Estrategias de Marketing de Gobierno Efectivas

  • Segmentación del Público: Comprender las diferentes necesidades y preocupaciones de los diferentes segmentos de la población y adaptar los mensajes y las estrategias de comunicación en consecuencia.
  • Uso de Medios Digitales: Aprovechar las plataformas digitales y las redes sociales para llegar a un público más amplio y facilitar la participación ciudadana.
  • Narrativa Compelling: Contar historias impactantes y relevantes que resuenen con los ciudadanos y los motiven a tomar acción.
  • Evaluación y Retroalimentación: Recopilar y analizar regularmente datos sobre la efectividad de las estrategias de marketing de gobierno y utilizar esta información para mejorar continuamente las prácticas.

El marketing de gobierno hace parte del marketing político y es una herramienta esencial para cualquier administración que aspire a gobernar de manera efectiva en la era moderna. Al comunicarse de manera clara y transparente, fomentar la participación ciudadana y promover políticas y programas beneficiosos, los líderes pueden construir una relación sólida y duradera con los ciudadanos y trabajar hacia un futuro mejor para todos. En ESTRATEGOS de Naranjo+Cálad, estamos listos para ayudarle a construir su estrategia de márketing de gobierno.

La importancia del marketing de gobierno.

Sergio ganó la discusión, Iván perdió la elección

No, no se trata de Sergio Fajardo, ni de Iván Duque. Esta es la breve historia de cómo el ego de los participantes en las campañas políticas, puede afectar significativamente su desarrollo y sus resultados. Iván, no Duque, consiguió cerca de 30 mil votos en las elecciones legislativas de 2018 y, arrastrado por la votación de uno de sus copartidarios, ganó nuevamente una curul en el Senado, que décadas atrás había ocupado bajo las banderas de otro partido. En las elecciones pasadas de 2022 no alcanzó ni siquiera una cuarta parte de esa votación ¿Qué pasó? Aquí parte de la explicación.

Nos contactó su novia, en ese entonces, para pedirnos que nos reuniéramos con él y le ayudáramos a plantear la estrategia de campaña que emprendería para aspirar a ser reelegido como senador de la República. Después de haber peleado con los dirigentes del otrora su partido político ahora volvería a aspirar por un nuevo movimiento político que pretendía darle un nuevo aire a parte del espectro político de centro en Colombia.

Nos reunimos con él y su hijo, en su finca del oriente antioqueño en diciembre y para enero ya teníamos una idea clara de las dos rutas que debía seguir la campaña de este Iván: Hablar de economía para la gente, que era su tema de especialidad, y reforzar su relación previa con un inmolado líder político y ahora con quien parecía convertirse en el líder del nuevo movimiento político por el que aspiraba de nuevo al Congreso. Desarrollamos un plan de medios, junto con la central de medios, que incluía vallas, radio pero sobre todo, pauta digital para, por medio de una cuidadosa microsegmentación, dirigir diferentes mensajes a públicos seleccionados, de una entrevista general que haría un personaje reconocido y de quién aún no teníamos confirmación.

Era necesario presentar al candidato con su rostro y nombre para evitar confusiones con el nombre de un dirigente guerrillero, que por extraña que parezca, habíamos detectado en los sondeos iniciales que hicimos. Tampoco ayudaba que la imagen del partido político por el que aspiraría, se mezclara con otros logos y perdiera su capacidad de reconocimiento en un tarjetón en el que no habría rostros de personas sino logos de partidos y números. Sugerimos también que las cuñas radiales tuvieran su voz y la voz del líder del partido, para dejar claro que era este Iván, y no otro, el que buscaba volver a ocupar una de las curules del Congreso de Colombia

En una de las reuniones que tuvimos con el candidato, su novia y la joven gerente de campaña, se mencionó la presencia de Sergio, no Fajardo, como asesor, dejando claro que nosotros nos encargaríamos de la estrategia y él apoyaría a los diferentes equipos en el trabajo creativo. Incluso el candidato llamó a este asesor, una tarde de reunió y le habló de las decisiones que habíamos tomado, en las que habría una clara jerarquía de decisión.

Nuestro contacto con la campaña en Bogotá era su comunicadora y quien se encargaría de publicar en redes y estar atenta a los requerimientos de la Central de Medios. Reconocía no ser comunicadora y por lo visto su gestión no era la mejo. Luego de casi cuatro años de trabajo del Senador, no había una base de datos que superara los mil registros, ni se acostumbraba un contacto permanente con los medios. Sabíamos que necesitábamos apoyo externo, además para darle objetividad a la ejecución de la campaña.

También nos reunimos en videollamada con los demás miembros de su Unidad de Trabajo Legislativo y presencialmente con un joven concejal de Bogotá que decidió apoyar la nueva aspiración parlamentaria del candidato y comenzó a plantear la modificación de los mensajes de la campaña. Estaba convencido que no se debía mostrar a un Iván reflexivo, hablando de economía y con buzo rojo. Nosotros sí. Muchas manos empezaban a meterse en la receta de la campaña que comenzaba a parecerse más a un comité que a un cuadro estratégico. Como decía Sir Alex Issigonis, «un camello es un caballo diseñado por un comité».

Tratamos de reunirnos con Sergio, el asesor, pero andaba de viaje. La siguientes semanas fueron más de lo mismo, sin poder organizar una reunión. De modo que debimos esperar hasta finalizar el mes de enero y contarle de los avances en los que, con la aprobación del senador, su gerente de campaña y miembros de su UTL, ya había comenzado la producción de algunas piezas publicitarias. El tiempo apremiaba y ya habíamos descartado algunas de las ideas surgidas en una reunión a finales de año en las que Sergio, no Fajardo, pedía las opiniones de todos y tomaba las que apoyaban su idea de repetir, casi sin cambios, la campaña de hacía cuatro años.

Luego de que regresó de su viaje a Santa Fé de Antioquia, Sergio, comenzó dejándonos en claro que él era amigo de Marulanda y su flamante asesor en las pasadas elecciones y aventuras como precandidato a la presidencia de la República, «yo soy el que defino lo que se hace» nos dijo. Una nueva versión de la tristemente célebre frase «Ustedes no saben quién soy yo». Dicho sea de paso, también sabíamos que había acompañado a Sergio, esta vez sí Fajardo, en algunas de sus campañas y que era el responsable en buena medida de posiciones etéreas y gaseosas que le habían ayudado a construir al matemático su desafortunado posicionamiento político de «tibio».

Le comentamos todos los avances y el peligro que entrañaba para la campaña desechar los acuerdos estratégicos a los que ya habíamos llegado, por asuntos del nuevo contexto del país y del tiempo que necesitábamos para su ejecución, pero no nos escuchó. Él estaba decidido a que la campaña se hiciera prácticamente como se había hecho hacía cuatro años. Incluso planteo que se usara la misma foto y el mismo lema, no había nada que cambiar. Pero la realidad era que ya no contaban con una maquinaria fortalecida de hacía cuatro años y quien se vislumbraba como el nuevo estandarte del partido en las elecciones legislativas no parecía tener el caudal electoral que había demostrado otro candidato hacía cuatro años, de modo que habría poco o ningún arrastre para la repartición de curules.

Todo lo que habíamos hecho le parecía regular o malo al Sergio. Según él nosotros no entendíamos el lenguaje de Iván y las tácticas de la política, nos insistía. En un momento se agotó mi poca paciencia y le dije que las desiciones de esta campaña estaban bajo nuestra responsabilidad y que éramos nosotros los que decidíamos, tal como lo acordamos con el candidato y la gerente de campaña. Que las vallas ya habían comenzado a instalarse en Bogotá y que no había como modificar ni la foto ni el concepto de campaña. Terminó la reunión en esos términos y no volvimos a saber del susodicho asesor por unos días… sabíamos que no era un silencio de calma.

Por supuesto, el personaje fue con la queja al candidato de que había tenido una discusión con nosotros en ESTRATEGOS y decidió usar sus afectos personales para interponerse en la estrategia que planteamos, sembrando en Iván el miedo a que su última campaña política no funcionara, como en efecto sucedió. El candidato, ese hombre decente y respetuoso, nos enseñó su versión autoritaria y de superioridad moral para descalificar el trabajo, que días atrás había aprobado. Así dejó abierto el espacio para que su amigo hiciera con la campaña lo que considerara.

Sergio ya había hablado también con la comunicadora y los miembros de la UTL del Senador para aprovechar la reunión y ganar definitivamente la discusión sobre lo que había que hacer en campaña. Así fue, de nada sirvió que insistiéramos en la importancia de segmentar los públicos, a través de una pieza digital en la que el candidato podría ampliar sus propuestas, de la mano de un entrevistador que generara interés en la audiencia y facilitara el consumo del mensaje.

Quedamos en volver a reunirnos al día siguiente para evaluar algunos cambios que acordaríamos, pero no hubo tal reunión, ni al día siguiente, ni al otro, ni al otro. Ni la gerente, ni el candidato volvieron a responder a nuestros mensajes o llamadas. Semanas después nos mandaron un correo para decirnos que ya la campaña iba muy lejos y que no tenían tiempo para reuniones. ¿Ahora sí no había tiempo?. Nos impactó como un hombre como Iván, no Duque, que había puesto a la dignidad y el respeto como una de sus banderas en una larga carrera política, no tenía con nosotros la decencia para contestarnos y decirnos que no quería que siguiéramos en su campaña.

La campaña viró en mostrar un candidato en las calles repartiendo periódicos y reuniéndose con pequeños grupos de personas. El rojo del outfit fue retocado para quedar gris, al igual que los mensajes de la campaña. No hubo piezas digitales, ni entrevista con un reconocido personaje de la farándula criolla. Finalmente llegó el día de las elecciones y los resultados hablaron por sí solos. El exsenador pasó de tener cerca de 30 mil votos, que le valieron una curul en la elección al Senado de Colombia en 2018, a tener menos de 8 mil votos en la última elección. Sergio había ganado la discusión pero Iván había perdido la elección.