Nuevo episodio de Cerebro y Marca sobre el centro político y su estrategia electoral

En un nuevo capítulo del Podcast Cerebro y marca de Naranjo+Cálad, Laura Cálad y Carlos Naranjo, evalúan las fortalezas y debilidades del centro político para el desarrollo de su estrategia electoral. Este episodio titulado ¿El centro es más difícil de vender en marketing político? va al grano en las dificultades y oportunidades electorales de esta corriente ideológica.

El centro político ha experimentado una creciente complejidad en su estrategia electoral, debido a un panorama político cada vez más polarizado. Sin embargo, también enfrenta oportunidades únicas que podrían ser aprovechadas para ganar apoyo en un electorado desencantado por los extremos.

Dificultades

  1. Polarización creciente: El escenario político actual está marcado por una división cada vez más profunda entre los extremos ideológicos. En este contexto, los partidos de centro se ven atrapados entre los discursos radicales de la izquierda y la derecha, lo que dificulta la identificación clara de su propuesta. La tentación de acercarse a uno de los extremos para ganar votos puede diluir su mensaje y alejar a sectores moderados.
  2. Desconfianza y escepticismo: Los votantes del centro a menudo son percibidos como indecisos o «suaves», lo que hace difícil movilizarlos de manera efectiva. La falta de una propuesta ideológica sólida puede generar escepticismo sobre la capacidad del centro para ofrecer soluciones consistentes, y los votantes pueden preferir partidos con posturas más claras y definidas.
  3. Falta de liderazgo claro: En muchos países, el centro político carece de líderes carismáticos o figuras de consenso que puedan representar de manera eficaz sus valores y objetivos. Esta falta de un liderazgo fuerte puede ser un obstáculo significativo para atraer a votantes que buscan una alternativa sólida frente a los polos ideológicos.

Oportunidades

  1. Convergencia de ideas y propuestas: El centro tiene la capacidad de integrar lo mejor de ambos mundos, combinando políticas económicas de mercado con un enfoque socialmente progresista. Esta flexibilidad puede ser vista como una ventaja en tiempos de incertidumbre económica y social, donde los votantes buscan soluciones pragmáticas y equilibradas.
  2. Rechazo a la polarización: Muchos electores, especialmente los jóvenes y aquellos de clase media, están cansados de la retórica divisiva. El centro político tiene una oportunidad para apelar a este sector, ofreciendo una alternativa que promueva el diálogo, la cooperación y la estabilidad en lugar de los conflictos ideológicos que caracterizan a los partidos más radicales.
  3. Atracción de votantes fluctuantes: En sistemas electorales como el de las democracias parlamentarias, el centro puede ser una opción atractiva para aquellos votantes que no se sienten representados por las opciones extremas. Estos votantes suelen ser más pragmáticos y se decantan por partidos que ofrezcan soluciones tangibles y no ideológicas, lo que pone al centro en una posición estratégica.
  4. Alianzas estratégicas: El centro político tiene la flexibilidad necesaria para formar coaliciones tanto con la derecha como con la izquierda, dependiendo del contexto electoral y las necesidades del momento. Esta capacidad de adaptarse y negociar le permite maximizar su alcance y su influencia en el escenario político.

Aunque el centro político enfrenta desafíos significativos en un contexto polarizado, también tiene la posibilidad de posicionarse como una opción pragmática que pueda atraer a aquellos cansados de los extremos. Su éxito dependerá de la capacidad para presentar una propuesta clara, envuelta en una forma que emocione y la vincule con el electorado. El capítulo completo de Cerebro y Marca a continuación:

No todos podemos ser influencers: la trampa silenciosa del marketing corporativo

Confused guy staring close at mobile phone screen and frowning, standing on blue background.

En los últimos años hemos visto cómo el auge de las redes sociales ha transformado no solo la forma en que las marcas se comunican con sus audiencias, sino también cómo se relacionan con sus propios equipos de trabajo. Cada vez es más común encontrar empresas que, en su intento por mostrarse cercanas y “humanas”, empujan a sus empleados a convertirse en embajadores digitales o influencers corporativos.

En teoría esto no suena tan mal, pero en la práctica no siempre funciona.
Y peor aún, puede tener consecuencias negativas para la comunicación interna, la cultura organizacional y la salud emocional de los equipos.

La presión silenciosa: “Vamos a grabar un TikTok, todos participamos”

A veces todo empieza con un correo aparentemente inofensivo: “para el lanzamiento del nuevo producto haremos unos TikToks súper divertidos. Todos participamos :)”

La carita sonriente no es opcional. Y aunque parece una invitación amigable, en realidad es una forma sutil de presión. Porque… ¿qué pasa si no quieres salir? ¿Si no te sientes cómodo? ¿Si simplemente no te ves bailando o haciendo playback frente a cámara?

La respuesta, en muchos casos, es el silencio incómodo o, peor aún, la etiqueta de “poco colaborador” o “falto de actitud digital”.

Influencer sonriendo

Influencers vs empleados: no confundamos los roles

Ser influencer es un trabajo real. Requiere habilidades específicas: comunicación efectiva, manejo de cámara, storytelling, edición de video, control emocional ante la exposición pública.

No es lo mismo ser buen contador, líder de ventas o experto en logística que ser un creador de contenido digital. Pedirle a cualquier empleado que improvise frente a una cámara sin formación es como pedirle al community manager que instale el cableado de la oficina.

Esta confusión de roles lleva a resultados pobres en comunicación, pero además afecta la confianza y la motivación de quienes se ven forzados a participar en dinámicas que no desean ni dominan.

Las consecuencias del forzamiento

Cuando la exposición en redes se convierte en una obligación, los efectos pueden ser más serios de lo que parece:

  • Ansiedad: No todo el mundo se siente cómodo con su imagen pública.
  • Falsedad: El contenido forzado se nota y genera rechazo en la audiencia.
  • Deterioro de la cultura interna: Los equipos pueden sentirse instrumentalizados o desvalorizados.

Y lo peor: en algunos casos la participación en redes empieza a ser evaluada como parte del rendimiento laboral, algo tan ilógico como injusto.

Alternativas inteligentes: comunicar sin atropellar

La buena noticia es que sí hay formas inteligentes de crear contenido corporativo sin caer en estas trampas. Aquí algunas claves:

Identifica talentos internos reales: Siempre hay personas con carisma y ganas de participar. No obligues, identifica y potencia.
Ofrece talleres voluntarios: Brinda herramientas para quien quiera aprender, pero sin presión.
Usa voceros profesionales, actores o animaciones: Hay muchas maneras creativas de contar historias sin exponer a quien no quiere.
Respeta los límites: La comunicación debe ser un puente, no una cárcel.

El marketing debe ser humano, no forzado

Las marcas que entienden esta diferencia no solo comunican mejor, sino que fortalecen su cultura y su reputación interna y externa. En un mundo donde todo parece gritar por atención, a veces la mejor estrategia es saber cuándo no obligar y cuándo respetar los silencios. A continuación nuestro pódcast al respecto en CEREBRO Y MARCA.

¿Ganó Donald Trump o el cansancio de la cultura “Woke”?

A medio año de la victoria de Donal Trump sobre la exvicepresidente Kamala Harris, ya con un poco de distancia sobre lo sucedido y con varias peleas con sus más cercanos simpatizantes como el magnate Elon Musk o Universidades como Harvard, nos preguntamos en CEREBRO Y MARCA ¿Trump ganó por sus propuestas concretas? ¿O porque canalizó el malestar profundo de millones de persona agotadas del discurso políticamente correcto?

Para entender el éxito electoral de Donald Trump, hay que mirar más allá del candidato y entrar en el clima cultural y social que lo hizo posible. 2016 no fue un año más: fue el punto de ebullición de una serie de tensiones acumuladas por años. En 2024 la situación se hizo más álgida trayendo consigo una polarización creciente, haciendo que la gente buscara figuras que hablaran desde afuera (outsiders) y Trump jugó ese rol a la perfección.

Trump no ganó a pesar de su incorrección política, ganó gracias a ella

 Lo que muchos analistas no supieron leer en 2016 fue que la incorrección política de Trump no era un defecto, era el producto que se repetiría con igual efectividad en 2024, ante un Partido Demócrata que se veía debilitado y convencional. Trump fue el primer candidato que convirtió su incorrección política en valor simbólico. Cada vez que rompía una regla del discurso público, sus seguidores no lo castigaban, lo premiaban. Por ejemplo, cuando llamó a los inmigrantes “violadores” en su discurso de lanzamiento, lo tradicional era esperar una caída en las encuestas, pero subió ¿Por qué? Porque una parte del electorado interpretó esa frase como “alguien que dice lo que todos piensan y nadie se atreve a decir.

 Trump como marca: provocación y recompensa

Tal vez mayor acierto del marketing político de Trump fue convertir su incorrección, su estilo bruto, su falta de filtro en sinónimo de «verdad». En un ecosistema saturado de discursos moralistas, apareció un personaje que gritaba en lugar de explicar. Y eso, para muchos, se sintió liberador. Tampoco podemos olvidar las dificultades a las que se enfrentó el Partido Demócrata estadounidense con la candidatura de un hombre con graves quebrantos de salud como Joe Biden y la falta de estrategia de Kamala Harris al elegir como fórmula vicepresidencial a un personaje con poco reconocimiento como Tim Walz, gobernador de un estado no estratégico para las elecciones. Clinton y Obama hicieron fuerza para que fuese Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania, un estado bisagra que se hubiera podido pintar de azul en 2024.

Humoristas, periodistas y celebridades como “termómetro cultural”

Los medios de entretenimiento suelen funcionar como síntomas del cambio de clima social. Y en los últimos años, varios referentes del humor y la crítica pública han hecho de su postura anti-woke una marca personal, como lo ha hecho Trump. El humor dice lo que muchos piensan, pero no se atreven a expresar. El humor actúa como bálsamo para poder aceptar socialmente aquellos discursos que pueden sonar molestos, pero que hacen parte de las convicciones de una parte de la población. Una válvula de escape diría el psicoanálisis.

Resultados Elecciones EE.UU. 2024

Válvula de escape que se convirtió nuevamente en votos en el año 2024, llevando a Donald John Trump a ser el presidente número 47 de los Estados Unidos con 312 votos electorales frente a 226 de su rival Kamala Harris, además de mayorías republicanas tanto en Cámara como en Senado. Unas elecciones que se vuelven referentes de cambios sociales y de paradigmas y que tocan directamente los cimientos del marketing político. Es por ello que medio año después, ya con las aguas más calmas, las analizamos en nuestro episodio del Podcast CEREBRO Y MARCA.


La victoria de Trump en 2024 y las claves de su éxito

A seis meses de la victoria electoral de Donald Trump sobre Kamala Harris en 2024, en CEREBRO Y MARCA reflexionamos sobre las razones detrás de su triunfo. ¿Fue por propuestas concretas o por canalizar el malestar de millones contra el discurso políticamente correcto? La respuesta parece estar en una combinación de factores culturales, sociales y estratégicos que Trump supo aprovechar magistralmente.

El contexto de 2024, marcado por una polarización creciente, amplificó las tensiones acumuladas desde 2016. Trump se consolidó como un outsider, conectando con un electorado agotado de convencionalismos. Su incorrección política, lejos de ser un obstáculo, fue su mayor fortaleza. Frases provocadoras, como las de 2016 sobre inmigrantes, no solo evitaron castigos en las encuestas, sino que lo catapultaron al resonar con quienes buscaban una voz sin filtros. Este estilo, que transformó la provocación en sinónimo de «verdad», se convirtió en una marca distintiva que lo diferenció de un Partido Demócrata debilitado.

Las dificultades demócratas también jugaron un papel crucial. La candidatura de Joe Biden, afectada por problemas de salud, y la elección de Tim Walz como compañero de fórmula de Harris, en lugar de Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania —un estado bisagra—, limitaron sus posibilidades. Figuras como Clinton y Obama abogaron por Shapiro, pero la decisión de Harris no capitalizó esta oportunidad estratégica.

Además, el cambio cultural fue evidente en el entretenimiento y la crítica pública. Humoristas y celebridades anti-woke, al igual que Trump, se convirtieron en termómetros del clima social, reflejando y amplificando las convicciones de una parte de la población. El humor, como válvula de escape, legitimó discursos que resonaron con millones, consolidando la victoria de Trump en un entorno donde la autenticidad percibida triunfó sobre la corrección política.

Cómo diseñar un buen logotipo para una marca

El logo (logotipo o logosímbolo) es la carta de presentación de una marca. Un buen diseño no solo capta la atención, sino que también transmite la esencia y los valores de la empresa de manera efectiva. Si estás trabajando en el diseño de un logotipo, aquí tienes cinco principios fundamentales para lograr un resultado profesional y funcional:

1. Que pase la prueba del sello

Uno de los principales retos de un buen logotipo es su versatilidad. La «prueba del sello» consiste en verificar si el diseño funciona en su forma más simple y reducida. Esto significa que el logotipo debe ser perfectamente legible y reconocible incluso cuando se imprime en tamaños pequeños, como en un sello o una tarjeta de visita. Para pasar esta prueba:

  • Usa formas simples y líneas limpias.
  • Evita detalles excesivos que se pierdan al reducir el tamaño.
  • Opta por un diseño monocromático como punto de partida.

2. Mejor el diseño horizontal que vertical

Los logotipos de formato horizontal suelen ser más funcionales que los verticales debido a su facilidad de adaptación en diferentes aplicaciones y la ergonomía visual. Desde sitios web y encabezados de correo electrónico hasta material publicitario, un logotipo horizontal es más cómodo de usar y menos propenso a alterar el diseño general de un espacio. Además:

  • Los logotipos horizontales suelen ser más legibles de un vistazo.
  • Permiten una mejor integración con otros elementos visuales.

3. En lo posible, no utilizar degradados o volúmenes

Aunque los efectos como degradados y volúmenes pueden ser atractivos visualmente, tienden a reducir la funcionalidad y la versatilidad del logotipo. Por ejemplo, un logotipo con degradados puede ser difícil de reproducir en impresión o en aplicaciones monocromáticas. Para evitar problemas:

  • Diseña un logotipo plano (“flat design”).
  • Prioriza el contraste entre los colores para mantener la claridad.
  • Si decides usar efectos, asegúrate de que el logotipo también funcione en su versión simplificada.

4. Ideal que pueda describirse verbalmente

Un buen logotipo debe ser fácil de describir con palabras. Esta cualidad permite que las personas lo recuerden con mayor facilidad y lo compartan de forma efectiva. Por ejemplo, si alguien puede decir “Es un círculo azul con una flecha blanca que apunta hacia arriba”, el logotipo ya ha cumplido con su función de ser memorable y reconocible. Para lograr esto:

  • Evita los diseños complejos o abstractos que sean difíciles de explicar.
  • Enfócate en una idea central que defina el logotipo.

5. Que sea diferente en la categoría del mercado

Un error común al diseñar logotipos es caer en códigos visuales genéricos dentro de una industria. Si bien es importante que el diseño tenga relación con la categoría del mercado, también debe destacar entre la competencia. Un logotipo único y distintivo ayuda a posicionar la marca en la mente del consumidor. Para lograrlo:

  • Investiga a fondo los logotipos de la competencia.
  • Evita tendencias pasajeras que puedan hacer que el logotipo se vuelva obsoleto.
  • Enfócate en lo que hace única a tu marca y trasládalo al diseño.

En conclusión, para diseñar un buen logotipo requiere equilibrio entre creatividad y funcionalidad. Siguiendo estos principios, creamos en NARANJO+CÁLAD diseños que sean versátiles, memorables y únicos en su categoría. Recuerda que un logotipo no es solo un gráfico; es el rostro de tu marca y una herramienta clave para su éxito.